Hacía no se sabe cuanto tiempo que no andaba por los alrededores del monte Bianditz, ayer mismo, el tiempo vuela y este era uno de esos lugares donde te sientes a gusto y deambulas sin ninguna meta.
Mi “juventud” la pasé por estos montes y estos rincones y ese poso siempre se queda y está bien volver a recordar tiempos preciosos.
Son unas cimas muy asequibles desde Errenga hasta Zaría y unas vistas que con viento Sur se ve bastante más de lo que se ve un día normal.
Las únicas fotos que pude hacer de hongos fueron las que estaban en los troncos caídos, porque va una temporada bastante mala por ahora.
Cazadores y seteros ese día vi muchos pero como he dicho ni paloma ni hongos se dejaron ver.
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