Son las ocho pasadas cuando JoseMari y el que suscribe empezamos a andar por la pista que va hacia los altos de Goñi desde el parking que está al lado del túnel de Lizarraga.
Para estas horas el sol está bastante elevado y se nota su presencia.
Haber si nos aguanta hasta el mediodía según las previsiones que han dado.
A la altura de las balsas de Saratsa nos desviamos hacia la derecha, dejando la pista y por campo a través nos dirigimos hacia la ermita de la Trinidad de Iturgoien.
El paseo es relajante a más no poder, están los espinos blancos llenos de flores que le dan al entorno un toque especial, yo por lo menos no lo había visto nunca, tantos y tan floridos.
Alguna nube grande nos hace desaparecer el sol por unos instantes y las fotos pierden algo de luz, pero bueno eso es lo de menos pues como he dicho el “paseo” es relajante total y me servirá para desintoxicarme de tanta cena, jueves, viernes y sábado son demasiadas.
La compañía de JoseMari se hace muy agradable porque es una persona que en muchos momentos me parece ir solo, no te pide nada, no te exige nada y si me paro se para, si ando, anda.
No penséis cosas raras, no es mi perro de compañía, pues cuando tenemos que hablar de cosas serias es muy bueno escuchando y hablar ya sabéis vosotr@s lo que habla.
En definitiva un recorrido relajante y suave para estas circunstancias, que no lo aconsejo en el verano por falta de sombra y sin gota de agua en el camino.
La nota curiosa de la jornada la dan un@s mendigoizales (30) que llegan a la ermita desde el túnel de Lizarraga, igual que nosotros y les espera unos buenos bocadillos de panceta y txistorra.
Son del pueblo navarro de Lerín, que su paisano Alberto y su mujer Amelia que viven en Iturgoien, les han organizado la jamatxenda del bokata y de la comida en el pueblo.
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