martes, 20 de septiembre de 2016

Cañón de Ehujarre y Lakora: que maravilla 01/07/2016

El primer día de esta mes de Julio aprovechando el día de fiesta que tenía le dije al amigo Beltri para ir a hacer el mismo o parecido recorrido que realizaron en su día Pirulo, Andua y Txemi por una parte y hace poco lo hizo el amigo Jorgillo.
Con mucha envidia en el cuerpo íbamos a hacer este recorrido pero al revés.
Estos lo hicieron desde la parte francesa y nosotros lo haríamos desde la parte española.
Madrugamos un poco y para las dos y media de la mañana salíamos de Donosti.
Para las cinco estábamos en el parking del collado de Erraitze para disfrutar de un amanecer espectacular camino de la cima de Lakora.
Se veían los relámpagos hacia la parte de Sur pero muy lejos de donde estábamos y con el frescor de la madrugada fuimos poco a poco subiendo.
Abajo, hacia el cañón de Ehujarre veíamos una niebla muy chula para hacer fotos pero que después nos iba a condicionar el poder contemplar en toda su hermosura el cañón.
Este fue el único pero del día, no poder hacer fotos del cañón, pero bueno todo lo demás estaba asegurado.
Tampoco pudimos hacer el destrepe que en su día hicieron los tres, retrocedimos por nuestros pasos hasta coger el comino que utilizó Jorgillo.
Lo vimos muy difícil y eso que me considero un tío echado palante en estas cosas, vamos que la cuerda y el arnés se quedó para otra ocasión.
La bajada desde Lakora se las traía por la gran cantidad de plantas, (Arándanos) poco camino marcado y mucha pendiente.
Bueno esto por poner alguna pega a este inolvidable día de monte.
La humedad que había cuando empezamos a subir por el cañón era grande, se notaba en el ambiente y empecé a notar en los cuádripces la bajada tan pronunciada, nada que un ibuproceno a tiempo no solucionase.
Nos dedicamos a hacer las fotos con niebla del bosque verde-verde brillante pues era imposible ver un poco más allá.
Tuvimos en eso mala suerte y la niebla se fue en vez de disgregándose, aumentando y subiendo hacia la parte superior por donde habíamos salido de madrugada, total que cuando nos quisimos dar cuenta estábamos al lado del coche.
Al final y resumiendo me quedo con el amanecer tan bueno que vivimos en nuestras retinas, el tortazo que casi me dí bajando por el cañón porque caer me caí pero suerte o lo que sea que tuve, fui cinco metros “volando” y no me pasó nada de nada, ni una mancha y eso sí la máquina en la mano y sin soltarla, “milagros” de la NATURALEZA, o de la virgen, porque como veréis después a Beltri se le aparece según él, la virgen, ya lo veréis ya………………

Todavía está de noche y se oye perfectamente el canto de una perdiz nival, más adelante del recorrido oiremos algunas más.
















































































































































































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